sábado, 3 de enero de 2015

3 de enero 2015 Sábado (Genoveva, Daniel, Florencio)



Liturgia: LH 1a semana-Blanco
Oración: Abre, Señor, nuestros ojos a la transparencia de tu luz. Amén
Lectura Bíblicas: 1a Jn 2, 29-3, 6/Sal 97 Cantemos la grandeza del Señor/Evangelio: Jun 1, 29-34.

Iluminación: ¡Miren (esta es la palabra) la importancia que tiene en la revelación cristiana la mirada y los ojos! "He visto el Espíritu que bajaba del cielo y se quedaba del cielo y se quedaba sobre él", dice el Bautista. Y el apóstol Juan,  por su parte dice: "seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es". Pienso en la bienaventuranza: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Pureza y visión se reclaman mutuamente. Si el mundo "no nos conoce, es porque no conoció a Dios". Dios permanece para él oculto, cubierto, por falta de una mirada capaz de ver lo invisible a través de lo carnal y lo contingente. Cuando el Bautista señala a Jesús, está viendo; sin embargo, no hay en ello ningún fenómeno extraordinario. Es la simple realidad, pero comprendida, contemplada en su profunda unidad.

Juan fue un ser de una pureza perfecta: percibió la manifestación del Espíritu donde otros no veían nada. Bien pudiera ser que todavía hoy estuviera la fe en lucha con el mismo requerimiento.

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